Blaelita

domingo, enero 07, 2007

Con cariño para Hernán


Leyendo la última entrada de mi admirado Hernán, he vuelto a cuestionarme algo que me intriga desde mi despertar sexual. Y sí, parece que Freud sigue ganando por goleada.

Tengo dos hermanos mayores con los que mi padre ha ejercido siempre una autoridad férrea, incluso físicamente, pero de la que yo no he sido partícipe. Aún recuerdo el sonido seco de las bofetadas en sus caras aquella vez en que fueron descubiertos fumando un poco de maría, o cuando eran más pequeños los cates de mi padre con la mano o, a veces, la correa del pantalón.

Sin embargo, todos mis gritos y malas contestaciones a mi mamá nunca fueron motivo suficiente para recibir castigo físico alguno. Ni siquiera aquella vez que notó un olor extraño en mis dedos. Ni cuando me descubrió con las braguitas bajadas jugando a las médicas con mi vecina. Quizás mi madre nunca se lo dijo a mi padre. Quizás a mi padre nunca le importó, pero nunca me puso la mano encima. Es decir, mi padre, querido Hernán, nunca hizo nada que me traumatizara. Y soy de derechas. Y me ponen los senegaleses -y mucho-.

Por algún motivo que no alcanzo a enteder, me vuelve loca que me pongan la mano encima, nunca en la cara, por supuesto, pero unos azotes con mano firme, y me derrito... literalmente.

Así que, tranquilo querido Hernán, que ni Dios sabe cómo será tu Nina.

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